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El cultivo de Azafrán Ecológico

El cultivo del azafrán de Teruel: paciencia, dedicación y tradición

Cultivar azafrán de Teruel es, ante todo, un acto de paciencia y dedicación. Se trata de un cultivo muy particular, que exige cuidado en cada una de sus etapas, desde la preparación del terreno hasta el momento de obtener esas finas hebras rojas que han sido llamadas con justicia el "oro rojo".

Todo comienza con la preparación del terreno, que debe haber estado en reposo durante algún tiempo. Una tierra descansada es fundamental para garantizar un crecimiento sano y vigoroso de los bulbos. Luego, se seleccionan cuidadosamente los bulbos y se limpian a mano en un proceso tradicional conocido como esfarfollar, retirando los restos secos para asegurar su buena conservación y desarrollo.

Los bulbos se siembran a una profundidad y distancia adecuadas, según la tradición y experiencia que cada agricultor ha heredado. Después de la siembra, el campo parece dormido. Durante varios meses, los bulbos permanecen en un estado pasivo, invisibles bajo tierra, hasta que la naturaleza decide que es el momento de despertar.
 

La magia de la floración y la cosecha

En el mes de septiembre comienzan a emerger las primeras hojas, conocidas como espadillas, y es en octubre cuando se produce la verdadera magia: florecen las primeras flores de azafrán de Teruel, tímidas y delicadas, anunciando el inicio de la cosecha.

Para obtener tan solo un kilo de azafrán ecológico de Teruel se necesitan alrededor de 200.000 flores. La recolección debe hacerse al despuntar el día, cuando las flores aún están cerradas, para proteger sus valiosos pistilos. Estas se recogen una a una, con sumo cuidado, y se colocan en cestas de mimbre que no solo protegen la flor, sino que también sirven de apoyo al recolector mientras trabaja.



Del desbrizne a la transformación: el valor del azafrán de Teruel

Una vez recogidas, las flores se llevan rápidamente a grandes mesas donde se reúnen las manos expertas que se encargarán de desbriznar, es decir, de separar los brines (los estigmas rojos) del resto de la flor. Esta actividad, tradicionalmente realizada en grupo, ha sido siempre un momento de encuentro: se comparten historias, se transmiten saberes y se fortalecen lazos entre generaciones.

Después, las hebras se deshidratan con sumo cuidado en cedazos utilizando calor indirecto, un paso crucial que permite conservar todo su aroma, color y propiedades. Así, el azafrán de Teruel queda listo para su envasado o para ser conservado en condiciones óptimas hasta su uso.

Todo el proceso de recolección y desbrizne se realiza en el mismo día, lo que convierte a la época de cosecha en una de las más intensas y emocionantes del año. La mayor parte de los pétalos se devuelven a la tierra como abono natural, ya que su contenido en micronutrientes es beneficioso para los suelos.

Otros pétalos, sin embargo, los reservamos para algo muy especial: en nuestro caso, la creación de joyas artesanales con flor de azafrán de Teruel, una manera de perpetuar su belleza más allá del campo.
 

Así es el cultivo del azafrán ecológico de Teruel: un arte que combina tradición, naturaleza y humanidad.
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